Dos corazones solitarios

                                       

Luis, cumplía 50 años, la vida lo había vuelto ermitaño, ya sus amigos de juventud
tenían familia y por ese motivo fue alejándose poco a poco de ellos y sumergiéndose en su soledad, solo... con los recuerdos de tantos amores que terminaron como siempre por incomprensión.



El mar se convirtió en su mejor confidente de su soledad, le gustaba siempre caminar descalzo y sentir la arena húmeda en sus pies, mientras el sol quemaba su piel ya dorada, lo que hacía resaltar sus hermosos ojos color granadilla.



Se sentaba a contemplar el mar, sentir la brisa sacudir su cabello mientras escribía versos sacados de los dulces recuerdos que le dieron sus viejos amores…



Mayra, una mujer de 45 años viuda que se había acostumbrado a vivir con la soledad y siempre fiel a ese único amor de su vida.



Le gustaba caminar por la playa, como siempre lo había hecho con ese amor que ya se había ido hace tiempo pero que le había dejado tan lindos recuerdos.

Su cabello aún largo, ella se lo cuidaba mucho; se notaba que era una de esas mujeres que cuidan de su físico al detalle, su tez blanca bronceada por el sol, sus ojos color miel .Grandes y aun hermosos.



A ella le gustaba contemplar el mar con ese color verdoso, como el color de los ojos que algunas vez amó; se quedaba ahí parada, frente a ese inmenso océano lleno de pensamientos que el viento se los llevaba al terminar el día, con todos esos bellos recuerdos del ayer; se sentía tan pequeña y sola, ante ese mar impetuoso, que la angustia hacia que su corazón se entristeciera.



La única hija que tenía estaba en el extranjero y muy poco la visitaba porque no tenía tiempo por el trabajo; le decía, ella jamás iría a vivir a otro país ya que amaba ese lugar cerca al mar ,donde había alguna vez conocido a ese bello amor que la acompañó tantos años.



Mayra, como todos los días…caminaba por la orilla del mar y vio unas pisadas masculinas que se perdían en el horizonte, como jugando las comenzó a seguir, estampando su huella sobre cada pisada hasta donde alguien había dibujado sobre la arena un gran corazón solitario con un nombre escrito “Luis” y encontró un papel que se le había caído, con un poema que decía:







Un corazón solitario



No conozco un corazón, igual al mío,

que camine errante por el mundo,

buscando a ese amor que no lo encuentra,

por más que busca

¡por más ,que lo grita!

¡por más que lo llame…!!



¡Hay corazón! como duele,

esta soledad que me mata,

con tantos amores que tuve,

y que perdí por ingrato.



¡Que venga a mí…! a consolarme,

algún corazón igual al mío,

que se encuentre perdido y solo,

buscando a alguien que lo ame…













Ella Leia el poema y se sentía identificada, levantó la mirada y lo buscó pero no vio a nadie, sólo las pisadas que en la orilla se perdían borrándose por la espuma del mar…



Guardó el poema para devolvérselo a Luis al día siguiente, no habían más pisadas sobre la arena, ella se detuvo y se sentó con la mirada perdida en el océano sola como siempre...

De regreso, dibujó al lado del corazón de Luis, un corazón pequeño con su nombre “Mayra “ y pensó :  "ahí quedan juntos dos corazones solitarios".



Al día siguiente Luis como siempre caminò por la orilla del mar dejando sus huellas y al final del camino que siempre recorría; el mar no había borrado los dos corazones , en ella todavía se podía ver el nombre de Mayra …



Luis se sentó junto a los corazones dibujados en la arena ,después de buscar el papel que se le había caído y empezó a escribir algo parecido, cuando escuchó su nombre; alzó la mirada y ahí estaba una mujer bella, él se paró y le dijo: — tú eres Mayra — y ella sonriéndole le dijo : —sí — devolviéndole el poema, diciéndole: — me encantaría que me lo leyeras —



Y así ,esos dos corazones se unieron para siempre y ya no estaban solos porque el destino los había unido como siempre lo ha hecho con tantos corazones solitarios que siempre en algún lugar los espera también “Otro corazón solitario…”

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